miércoles, 18 de diciembre de 2013

Ilumina mi camino mientras brillas

Y en tu viaje programado no te olvides de llevarme. Mira a tu alrededor, podrás verme si te fijas bien. En las noches oscuras y en los días más fríos, no olvides recordarme, estoy a tu lado, tú en mi piel yo en tus genes.
Cuando mis ojos miren aún sin ver, tú verás a través de mí la alegría que me dejaste ser.
Y soy y sé, porque tu me hiciste en tu cuerpo de mujer. Nueve meses me gestaste, piel con piel.
Tu aroma sigue vivo en mi memoria, tu risa, tu voz, tus ojos verdes, los que me vigilan por si me pudiera perder.
Me duermo oyendo la yedra subir, trepando por las paredes. Si me escucho te recuerdo, pues el tono de mi voz recuerda a ti. Todo está lleno de ti. Dejaste tanto en mí, que cada palabra que nombro te recuerda.
Tus refranes, tus maneras al hablar, tu inteligente sarcasmo, tu bondad.
Me asomo a tus ojos y puedo verme en ellos, reflejada en un cristal. Lindos labios que esconden las perlas más bonitas, tu sonrisa también está en mí.
Brillas iluminando mi camino. Puedo sentirte a mi alrededor, sin dejarme desfallecer, alentándome con el corazón.
Hermosa flor que engendró mi vida, por quien vi la primera luz. Maestra firme, contundente, amiga fiel.
Cómplice de nuestras miradas, palabras mudas, bastaba la ráfaga del aliento que nos une para hacernos entender.
Estrella fluorescente que te dio a ti el ser, brilla ahora justo a tu lado, y así las dos en la Gloria estéis.
Que la Providencia te recuerde siempre, a gritos la llamabas, acuérdate.
Marina en alta mar, nadando junto a ti, ayudándote a llegar.
Y a pesar de todo, no me siento sola y aunque pueda llorarte, estoy en paz, orgullosa de mí misma. Me reconforta tu mirar.
Trepa yedra, sube por las paredes.
Dale la mano, él te espera. Emprended juntos el viaje.
Ilumina mi camino, no dejes que me pierda. Tu luz es tan bonita que me reconforta, y en tu caminar llévate algo de mí. Aunque eso sí, no me dejes nunca, mamá.

A mi madre que brilla en el cielo,iluminándome.


Laura Fernández.



martes, 19 de noviembre de 2013

UN BESO


Llenaba su espíritu de vida
el alma rebosaba chispeante
latidos unidos en una sola piel
llamaradas de fuego, óxido, papel.
La boca que bellas palabras entonaba
podía llenar de amor su corazón
rompía en mil pedazos, su latir al sentirlo
prisionero de sus ojos
esclavo hasta la muerte por su piel.

Vagabundo entre las perlas de su boca
corazón errante, chasquidos, pura miel.
Calor fundente que aprisiona sus sentidos.
Saliva, aliento, deseo, besándole.
Párvula boca, encarnecidos labios
carmín devorado con el alma
...entregándose.

Luz, sombras, garabatos en un trozo de papel
la fina linea de sus labios
dibujada entre el corazón.. relleno de carmín.
Eterno beso apasionado,robado,
regalado, deseado,furtivo.
La eternidad pasó entre ellos
y entre el camino de sus bocas a la vez
obsequiándoles un beso osado, acercándose.

Fresa jugosa que encadena su alma
manteniendo la cordura de su piel.
Boca trémula que encharca de amor
la que miente más que habla
la que calla por más saber.
Pasión deseada llena de manos
amor,ósculos, llenándole.

Laura Fernández.


domingo, 22 de septiembre de 2013

Él


Siempre estuvo ahí ...en la sombra
en la penumbra de su corazón ardiente
en el alma desnuda de su mente.
Dentro de ella...junto a ella...siempre
apoyando con su espíritu su vida
amándola, como no había sentido antes.

Y en el silencio sordo de su ropa
entre las caricias suaves de su piel
había estado siempre atento a ella.
Esclavo mudo de su pasión
amigo amado. Ella..amante fiel.
Prisionero de sus besos, su aroma llenándole.

Viviendo desde sus ojos, asomado
latidos fuertes de un hombre noble
sujetando con fuerza...por si se fuera a caer.
En la sombra, pero junto a ella..la convertía en más mujer
fuertes brazos que sujetan sus sueños....los de ella.
Él absorto en su mirada de miel.

Sensible corazón de verano, en un cuerpo aniñado en su madurez.
Ella vuela, salta y ríe, porque está bajo la fuerza de la mano de él.
Nunca le va a dejar caer.......él la ama tanto......
como el embrujo dulce de su voz, al hablarle cada amanecer.
Ella es su niña, su chica.......su mujer.
Quizás él no lo sepa....pero ella le ama más a él.



Laura Fernández




lunes, 2 de septiembre de 2013

Se llama Noa

Sonó el teléfono, al otro lado una voz dulce preguntaba por ella. Había decidido, volver para recibir un masaje, detrás del hilo telefónico la persona que escuchaba, se quedó sorprendida al escuchar lo que la voz dulce le pedía...como pudo, pues estaba muy sorprendida por las palabras que escuchaba, le explicó cómo trabajaba ahora, desde hacía ya tres años. Ya no daba masajes, sus manos trabajaban el cuerpo de una forma más sutil, aunque más profunda.
Para su sorpresa, la voz dulce, le respondió que le daba igual lo que fuera a hacerle, porque lo que ella quería era quedarse embarazada, como le sucedió hacía algo más de tres años, después de haberse dado con ella un masaje. ¡No daba crédito a lo que estaba escuchando!...pero parecía ser que la voz dulce confiaba en ella, incluso más que ella misma........la citó para una próxima consulta.
Insegura, no sabía cómo trabajar con ella, le fue explicando detalladamente cómo trabajaba y porqué. La voz dulce sonreía escuchando atenta todo lo que le explicaba. Dándole más seguridad a la terapeuta, que iba a trabajar con ella.
Empezó con el péndulo, fiel amigo de quien siempre se guiaba, a trabajar sus chakras y ver cómo funcionaban sus órganos, en aquel bondadoso cuerpo de mujer. Encontró varias averías fáciles de arreglar y recuerdo que le dio una dieta para depurar su organismo, pues pensó que le hacía falta.
Al llegar a sus ovarios, en su ovario derecho el péndulo rotaba fuertemente con un NO...Ella le preguntó si había algún problema y sí lo existía, pues hacía varios meses que no menstruaba, le ocurría habitualmente, a temporadas. En ese instante la terapeuta pensó que era todo muy difícil, pero le gustaban los retos, siguió trabajando.
Terminó la primera visita, la dulce voz estaba muy contenta, a los pocos días avisó que estaba otra vez menstruando, agradecida llamó muy contenta.
Continuaron las consultas, abriendo canales, limpiando, siempre un NO con el péndulo en su ovario derecho. Después de la sesión quedaba todo en orden, la voz dulce iba sintiendo cambios en su cuerpo. Aprendió a decir que no y a poder expresar todo lo que sentía, a no callar ya nada.
Su terapeuta se asustó en la sexta visita, habían llamado a la voz dulce, para revisar sus ovarios. Pensó asustada, que quizás pudieran operarla, le falló la fe que nunca le falla....su inseguridad.
La voz dulce, había notado muchos cambios ya en su cuerpo, sus ovarios le daban señales de que se estaban moviendo. Se realizó la séptima visita...qué importante el número 7.....
Su terapeuta la encontró muy bien, sus chakras abiertos, sus órganos rotando con el péndulo en un SÍ. La citó para la próxima consulta, cuando recibió a los pocos días un aviso de que no iba a venir más.....su inseguridad hizo pensar que iban a operarla, o que algo no iba bien en ella. Cuando la voz dulce le dijo en un escrito.......¡qué estaba embarazada!.
Las lágrimas cayeron mientras leía su terapeuta, dándole patadas a la inseguridad que siempre la acompañaba. El embarazo fue fantástico, antes del parto, volvió a su consulta para repasar su organismo, e irse bien preparada. Vio muchos colores, más que nunca......azules, lila, verde y una inmensa luz blanca.
Para la terapeuta fue imborrable en su memoria esa sesión, cuando pasó el péndulo sobre la enorme barriga, la niña que dentro la espiaba, empezó a moverse inquieta, queriendo saludar.
Cuando empezó la sesión y sus manos se posaron en la coronilla de la voz dulce..la barriga dejó de moverse, se hizo un silencio precioso, las dos percibieron lo que estaba entrando dentro de ellas. La terapeuta..........también.
Nació a los 3 días...de la última sesión. Su madre tuvo un parto perfecto, la niña preciosa, tres quilos cuatrocientos de una niña nacida del más puro amor.....La terapeuta sin poderse lo creer.......
Noa es su nombre, la hija de la voz dulce, enigmática mujer........Gracias a las dos, jamás lo olvidaré..

Laura Fernández.


jueves, 27 de junio de 2013

Regalos cósmicos

Le prometió una vez un hada amiga, que la vida le iba a ir proveyendo de pequeños regalos cósmicos......Ella le creyó, confiaba mucho en ella..aunque era tan impaciente, que aún pasándole rápida la vida, el tiempo de bonanza tardaba en aparecer por el horizonte. Nada ocurría como ella deseaba......
Ella se empeñaba, era muy terca. Cada mañana se asomaba a ver si ya había ocurrido algo......si había ya aparecido algún regalito cósmico. De vez en cuando, le sucedían cosas muy bellas, ella las consideraba parte de esos regalos. Otras veces los regalos, se materializaban en manos de seres que la querían sólo por ser como era. Podían ver su alma.
Sabía que todo lo que le devenía era perfecto, grande y maravilloso.....pero tardaba, todo tardaba.
¿Cómo podía darse en una misma persona la paciencia, en algunos aspectos de la vida y ser al mismo tiempo ser terriblemente impaciente?........ella no entendía nada.
Recordaba a su hada amiga, siempre la pensaba. Le daba fuerza para seguir hacia adelante, para jamás rendirse, para sentirse comprendida y a la vez amada.
Su hada mágica le dijo, que el año anterior su vida debía de haber hecho un gran cambio, ella......insegura, tardó un año en poder asimilarlo, en creer en ella misma....en ganar auto confianza.¡Le habían costado siempre tanto las cosas en la vida!, sin embargo los demás la creían muy afortunada.
Sabía muy bien como lucir sus mejores trajes, bordando en oro los sentimientos que muchas veces la ahogaban. Si no lo contara, nadie la creería.......¡parecía siempre tan alocada!.
Nadie sabía que era seria, nadie sabía lo importante que para ella era su trabajo, ni que la timidez era el mejor secreto que tenía y dibujaba su vida de colores, su sonrisa amplia y sincera. Escondiendo con la incombustible seducción que usaba para no ser descubierta.....sonrisas, risas.....siempre en su cara.
Hoy había recibido un regalo muy cósmico para ella, no sabía cómo agradecerlo. No lo esperaba y no había sabido decir que no, aún sintiéndose avergonzada. Al recibir un cósmico regalo, blanco como la nieve, brillante y elegante más que nada.
Se sentía tan agradecida.......que no sabía qué hacer, para corresponder el cariño que había sentido al ponerlo a modo obsequio precioso en su muñeca. La persona que se lo dio lo hizo desde el alma........
Su hada mágica con forma humana, le había dicho que le faltaban todavía muchos muchos más regalos cósmicos......ella sabía muy dentro de su ser, que era cierto, que no erraba.
Debía trabajar la paciencia, esa que tantas veces la ayudaba, para atender a otros que también carecían de ella y como ella, esperaban los regalos cósmicos que la vida nos depara.........todos, todos los tendremos si creemos en las hadas..............

Para todas las personas que en estos tiempos se desesperan, para que crean que los regalos cósmicos están ahí esperándolas, que tarde o temprano todo el mundo recoge lo que siembra y tiene verdaderamente lo que merece su alma...........con todo mi cariño...........



Laura Fernández

domingo, 2 de junio de 2013

ALMA FELINA, MIRADA DE ÁNGEL, CORAZÓN DE HADA



Con su dolor se hizo un traje a su medida, con sus lágrimas bañó la decepción de su alma. Hacia afuera semblante serio, mujer, hembra.......todo o nada. Parecía no gustarle la mentira, aunque muchas de las veces omitía lo que ella pensaba.
Su alma felina desbordaba su sobresaliente inteligencia, los hombres la temían, algunas mujeres la amaban. Compañera infatigable de los seres que no hablaban, ellos la habían devuelto al mundo salvaje, por el que ella mataba.
Pagando muchas deudas de otras vidas, defendía con su espíritu. Adoraba ser amada. Amaba de manera desbordante, ella es siempre todo o nada.
Mirada cristalina en azul naturaleza de agua salada. Ojos ávidos de experiencia, de mirar sin ser mirada. Se sentía incomprendida, aún sin saber por qué, sentía así su alma tan sana.
Sin recuerdos de su infancia, borrados por su mente tan sabia. Iba a encontrarse algún día con todos ellos de golpe, para poder sanar de repente su corazón mientras cabalga......Cabalga por la vida, corre que te corre, corazón hambriento, niña, mujer, animal felino, hembra brava.
No todo el mundo conocía la fragilidad de su mirada, corazón latido en sonoros golpes arritmicos, sin ton ni son, pero ella callaba.
La rebeldía era su espada, el orgullo su almohada. La dulzura de otros seres, resplandecían su vida sana.
Pronto su vida iba a dar un giro inesperado, la armadura que portaba se le quedaba ya oxidada. Ya no le costaba tanto abrirse a los demás y poco a poco su carácter fiero, como el alma que portaba. Iba a convertirse en un latido suave, como una caricia en el alma.
Mirada de ángel, corazón de hada, con tus ojos atigrados en el azul de los mares...suelta la rebeldía, deshazte de lo que te mantiene atada.
Conocerte fue importante, tratarte me enseñó más de lo que yo pensaba. Amiga noble, enemiga despiadada, fiera salvaje, dócil mujer, niña con corazón demandando ser amada. Melena de rizos silvestres que ennoblecen tu bella cara, no cortes nunca tu pelo que este te mantendrá siempre, con la fuerza que tú amas.
Cuando tu boca hable lo que tu corazón siente, dejarás de sentirte maltratada.
Vas a conseguirlo, corazón noble, tierno, bella alma.
Alma felina con mirada de ángel, que nadie más nuble el azul del cielo de tu mirada......Esther es su nombre...así la llaman.


Laura Fernández





miércoles, 15 de mayo de 2013

La caricia del alma

Por una caricia mataba...su alma trémula y gris, hacía tiempo que no las notaba.
Quería volar como la paloma que en realidad era, como el golfo huracán que salía de sus entrañas cada madrugada.
Sabía que no estaba sola, aunque quería ser amada.
Por la caricia suave de una mano amiga, su voz se quebraba, el latido de su enjuto corazón, inundaba de sonoros cánticos el alba.
Una caricia amiga, dulce, amable...por ella mataba.
Su porte frío de señora ácida, hacían de ella lo que no amaba.
Su mirada gélida, helando el corazón de todo aquél que la soñara.
Recordó de pronto, porqué empezó a tornarse agria su mirada.
Se adueñó de ella el recuerdo de cuando las caricias danzaban en su rostro, bailando una con otra, haciendo feliz su faz encantada.
Añoraba estar acompañada, compartir caricias. Recibirlas, para poder darlas.
El porte frío, de señora ácida, le habían robado todas las caricias, incluso las del alma.
Su altanero caminar, la obsoleta forma de ver y vivir la vida.
La manera rígida de compartir sus sentimientos...le habían robado los besos y las sedas del alba.
Ni siquiera los pequeños miembros de su familia se acercaban hacia ella.
Era fría, distante.
Sin embargo ella...por una caricia mataba.
Del orgullo hizo su capa y no perdonó jamás a nadie.
Ya no amaba con locura, tan solo necesitaba ser amada.
Su verdad era absoluta y no permitía que nadie se expresara.
Dormitaba en una jaula lujosa, repleta de oro. Brillantes piedras de mármol formaban la alfombra por donde pisaba.
Su cárcel vacía, vacía y sola de sentimientos, de gentes, de risas, de vida sana.
Lo destruyó paso a paso, palabra a palabra, grito a grito, mirada a mirada.
Nadie sabía entonces que ella por una caricia mataba.
Que el disfraz de loba que la cubría, hacía tiempo que le estorbaba. Quería despojarse de aquellas pieles, aunque el orgullo no la dejaba.
Lentamente se acabaron las caricias, las dulces palabras, las miradas cálidas, los abrazos, las risas, las canciones que le llenaban el alma.
Por una caricia mataba.
No se atrevía a expresarlo. Hería la soberbia que ella portaba.
Por una caricia de alma...seguro que ella mataba.


Laura Fernández.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Tributo al rock and roll

No pudo despedirse,él prefería que le recordasen tocando rock and roll. Crecieron juntos, siempre amigos desde niños. A los siete años, una vez fueron novios...de esos de corazón, sin besos, ni caricias, novios del alma. Él tatuó las iniciales de los dos en su brazo, siendo muy niño....rockanrolero romántico.......
Hicieron algunas fechorías juntos, ella todavía lo recuerda. Fueron dos niños muy traviesos, ella recuerda cuando una tarde, salieron a jugar. Se colaron en un instituto, era fin de semana, hicieron varios destrozos, jugaron toda la tarde corriendo y saltando dentro de aquél colegio que nada les había hecho para que ellos lo destrozaran....nadie lo supo nunca......Sus padres, les buscaban, se había hecho de noche y los niños no aparecían. Una buena reprimenda les cayó a cada uno de ellos, pero nadie supo nunca el desastre que habían hecho.
Fueron creciendo, seguían siendo amigos. Recordaban con cariño la infancia que habían compartido, sobre todo en complicidad sus fechorías....que nadie nunca supo...Se sentían casi familia, se admiraban y respetaban mutuamente. Él enseguida tuvo novia, habían pasado ya los años, un día se la presentó, seguían siendo amigos, siempre lo fueron.
Ella le recuerda una mañana en la que él se había comprado una moto, la estrenaba. Vino a buscarla para enseñársela y dieron una vuelta. Amigos.......amigos del alma.
Enseguida fueron llegando sus hijos, los de él. Corrió mucho en la vida, debió ser así, pues le apremiaba el tiempo y debía vivir deprisa para poder disfrutar de todo, sin perderse absolutamente nada.
Ella le recuerda siempre con su guitarra, le enseñaba cuando eran niños...un hombre pegado a una guitarra.
Extremadamente sensible, romántico, autodidacta, bohemio, rebelde, generoso, familiar.. muy buena gente...un auténtico rockero.
Ella se casó al cabo de pocos años, su esposo pasó enseguida a formar parte de la gran amistad que le unía con él. Se cayeron bien siempre. Él y su grupo cantó en la boda de su amiga, empezaba a disfrutar de su afición por la música...
Fueron pasando los años, los niños crecían, ella tuvo dos también. Se veían algunas veces en reuniones familiares, en las que ambos se alegraban al volverse a ver.........amigos del alma.......Cada uno era feliz, viendo a su amigo disfrutar de la vida. Aunque nunca más lo hablaron, supongo que ambos recordaban lo vivido en su niñez. Un gran lugar del corazón de cada uno, ocupaba el otro, amor puro y sincero, noble como lo eran ellos también.
A los dos les gustaba la música y habían compartido alguna vez sus melodías, cantando y riendo juntos.
Una palabra maldita llegó a la vida de él, su amiga se llenó de dolor al saber lo que podía suceder le  No se dio por vencido, luchó como nadie. Sensible, pero fuerte también, tremendo rebelde que lucharía hasta ya no poder más por aquella palabra maldita, que se negaba a asimilar. Se vieron hace dos noche viejas  la última vez. Disfrutaron de la noche, con toda la familia. Hablaron poco, aunque comieron las uvas todos a la vez.
Ella no pudo despedirse, aunque lo preguntó varias veces, le dijeron que él prefería que le recordasen con la guitarra en mano. O cantando alguna canción llena de acordes. La niña, ya mujer.......comprendió y respetó su decisión. Aunque le hubiese gustado hablar un rato con él.......
Hoy es su último día, ella no deja de acordarse de él...tampoco ha podido ir a despedirse. Prende una velita para que su música suene en todo el Universo de los rockamboleros más rebeldes y sensibles. Para que su música no deje nunca de sonar, en los corazones de todos los que le quieren....¡Viva el rock and roll!




Mi tributo al rock and roll.......Para Xisco con todo mi cariño

Laura Fernández

viernes, 5 de abril de 2013

Hembra de pelo rojo rubí

La conoció siendo muy niña. Fue su enemiga pues era la ladrona del ángel que ella más quería...
Cuando la vio por primera vez le sorprendió su tez perfecta, como de porcelana.
Los profundos ojos noche, rasgados, morunos. Una extensa melena de pelo rojo rubí, hacía de ella la chica más guapa que hubiese visto nunca.
Aquella niña todavía recuerda su atuendo, le llamaba la atención la forma de mostrarse que tenía ante el mundo.
Era especial, diferente...extravagantemente bella.
Aún siendo una ladrona, comprendía porqué él la eligió, si era tan linda.
La niña la quiso con el tiempo. Ella le quitaba los mimos de su amado, al que la pequeña tanto quería.
En su corta edad sentía celos su pequeño y tierno corazón.
Ni siquiera el ángel de pelo largo sabrá nunca cuánto le quería y cuánto le sigue queriendo.
Un ángel en la tierra marabunta en la que habitamos.
El mar separaba sus vidas y hasta muchos años después no volverían a encontrarse.
La niña, ya adolescente. La hembra, más mujer.
La pequeña ya no sintió celos y notó empatía enseguida hacia ella.
Cuando el mar la devolvió a la tierra que la vio nacer, quiso comunicarse con su querido ángel de pelo largo.
Con sorpresa recibió las cartas del puño y letra de la hembra de pelo rojo rubí.
Durante un largo espacio de tiempo se cartearon con cariño una hacia la otra.
Con el paso de los años las cartas dejaron de llegar, cada una se dedicó a vivir la vida como mejor sabía.
Sin embargo, el destino suele ganarnos las trampas que le ponemos a él.
Y volvieron a encontrarse, la niña ya era una mujer. Fue en la despedida desde el corazón de una hembra muy fuerte...mujer Marina, que partió hacia otros lares.
Eran tantos los años transcurridos que la hembra de pelo rojo rubí, no reconoció a aquella niña ahora mujer.
Quien tanto la envidiara de pequeña.
La magia surgió entre ambas envolviéndolas.
Chispas de energía danzaban a su alrededor. Una a la otra se explicaron miles de cosas en un breve espacio de tiempo.
El resto de habitantes del lugar daban vueltas cerca de ellas sin comprender nada (incluído el ángel de pelo largo).
Asombrado por la mujer en la que se había convertido aquella mocosa niña. Sin dar crédito a lo que ocurría.
Los años transcurrieron, fueron treinta o quizás más.
La hembra todavía portaba su pelo rojo rubí. Lo había convertido en media melena y lo lucía rizado, salvaje, como la bereber que en realidad había sido siempre.
La mirada era la misma. Ojos negros como el desierto más oscuro. Rasgados, repletos de magia moruna.
Su risa contagiosa, una mirada franca, la voz envolvente, tierna y seductora.
Dotada de un escueto cuerpo bello de mujer. Hembra enigmática, salvaje, rebelde hasta cansar.
A su lado el mismo ángel, el de siempre, quien estuvo perenne para salvarla.
Su ángel salvador.
La niña, ya mujer, comprendió enseguida que jamás perdería el contacto con la hembra de pelo rojo rubí. Quería tenerla siempre, le hacía falta, podía hablar con ella sin tabús.
Se sentía suelta, libre, brutalmente amada.
Sin darse apenas cuenta le expresó sucesos que todos desconocían.
Le sorprendió la comunicación bonita, sana y compartida.

Bella hembra de pelo rojo rubí, preciosas piernas esculpen tu figura moruna.
Aunque son tus dulces ojos negros los que van dentro de mi.

Para Pepa con cariño.



Laura Fernández.



martes, 12 de marzo de 2013

Hada de melena negra, ojos marrón verdoso

Sólo con la mirada le agradeció su amistad. Ambas cómplices en el tiempo y el espacio que compartían se entendían con pocas palabras.
Sin apenas decir nada o charlando durante varias horas, comprendían lo que una de la otra sentía o, como vivía cada una de ellas la parte de la vida que le había tocado trabajar.
Las unían muchas cosas, se conocieron por casualidad. Ambas pensaban que la casualidad no existe.
Al encontrarse algo mágico sucedió entre ellas, la admiración fue mutua y una empatía extraña, de no saber cómo sin conocer a una persona, puedes estar hablando con ella de temas, que no compartiste jamás con nadie.
De ahí la magia que unía su amistad. Un hada las presento para ayudar a la madre de una de ellas.
Surgió una amistad profunda, un estar bien sin saber muy bien porqué.
Un sentimiento de conocerse desde siempre, de haber estado con la otra durante otras veces.
Pensaban igual, sentían lo mismo. Les habían ocurrido sucesos similares a lo largo de su caminar.
Se trataba de magia, pura magia.
Tan completamente diferentes y al mismo tiempo tan iguales.
Una de las dos iluminaba su rostro con grandes ventanales de color marrón verdoso, un tono difícil de imitar, con aroma de jazmín.
Sus pestañas dibujaban una mirada, que apenas sin maquillaje sus ojos trémulos e inmensos te invitaban a viajar.
Una melena larga y negra, adornaba su rostro, como la noche bohemia que ella habitaba. Rizada como el bravo oleaje de alta mar en una noche de invierno.
Sus finos labios, delicados y sátiros escondían la más pura y bella sonrisa. Repleta de diamantes brillantes.
Dotada de una risa contagiosa. Era una persona alegre, era imposible no seguirla en su risa si la escuchabas.
En verdad era un hada misteriosa. Ninfa de bellas manos capaces de transformar cualquier objeto en unan auténtica joya de arte.
Su inusitada imaginación la transportaba a diversos lugares y creaba con pinceles un fastuoso dibujo.
La reina de las manualidades.
Hizo de su vida un pasatiempo y de su vida el manantial en el que bebían pequeños pájaros que anidaban cerca de ella. Su magia les atrapaba fácilmente.
Gallina clueca, que hizo de madre de más personas de las que engendró. Labor que en un corto espacio de tiempo debía finalizar.
Surge como el hada majestuosa que pelea con los dolores físicos que enturbian su día a día. Aún así lucha incansable para convertirse en padre y madre a la vez.
Desinteresadamente se ocupa y preocupa de todo el que está a su alrededor.
Un halo de exóticas fragancias la acompaña en su caminar. Deja huella por donde quiera que pueda pasar.
Es mágica, es un hada...transforma sueños en realidad. Amante de los seres vivos, de los que no hablan, en especial.
Dotada de un fuerte carácter. Aún sin haberlo visto de manifiesto, lo puedo imaginar.
Sensible como el viento que golpea su rostro suavemente en los días cálidos de verano.
Fuerte como la montaña escarpada que sube día a día para subsistir.

Es mágica, es un hada...su nombre: Judith.





Con cariño..........Laura Férnández

jueves, 21 de febrero de 2013

Adentrándose en la Tierra

Y adentrándose en la Tierra formó parte de ella. Sintiéndose por una vez parte universal del Todo.
Sin sentirse apenas nueva el amanecer resplandeció su rostro.
Creyó en lo que no se ve, viviendo desde lo más interno del paraíso maltrecho de su cuerpo. Se sintió libre.
Se dejaba llevar por el arrullo del agua que pasaba bajo sus pies, le hacían pensar que formaba parte de ella.
Que era ella quien le amaba, que era ella por quien vivía.
Sintió el magnetismo que la arrastraba hacia lo más hondo, donde una electricidad magnética la absorbía hacia dentro, mucho más de lo que ella misma hubiese deseado.

Y adentrándose en la Tierra fue cuando se sintió conforme consigo misma, ya eran una.
Dejó volar su imaginación mientras su corazón latía con pequeños y sonoros latidos románticos.
Comenzó a quererse. Por un instante sintió que era otra, lo que brotaba desde sus pies hacia lo más profundo de la Tierra, la convertía en la persona más grande.
Se amó intensamente, como jamás hizo antes y, una lágrima traviesa, recorrió con suavidad su pálido rostro.
La alegría transformó su faz, la convirtió en la más bella de entre las ninfas del lugar.
Dio alas a su alma y perdonó por siempre el dolor inmenso que sentía su dañado corazón.

Y adentrándose en la Tierra, ya nada podría pararla. Sus pies anclados y firmes se enraizaron con Gaia.
La transportaron hacia otros mundos, en los que ella había habitado antes.
No lo recordó hasta ese mismo instante...mas ella había transitado por aquellos lugares.
Volvió sin dejar de soltar sus pies de la naturaleza. Se sintió en otros mundos, en otras tierras.
Así sintió los recuerdos vividos, para anhelar la belleza compartida tantos siglos atrás.
Se quería más que nunca. Su mirada lánguida y triste tomó un cariz enigmático, como el del que sabe lo preciso para continuar en la Tierra.

Y adentrándose en la Tierra sus ojos brillaron de alegría. No comprendía lo que estaba sucediendo.
Sin considerarse importante, se sentía feliz, plena. Ahora estaba realmente alegre.
Sus pies anclados y firmes le devolvieron la seguridad que ella precisaba para sobrevivir en la Tierra.
Alzó sus brazos al infinito con sus palmas bien abiertas hacia el cielo.
Dándole gracias a quien la ayudaba, sentía, desde lo más profundo de su ser que debía hacerlo.
Gaia la acogió fuertemente, gracias a quien tanto le hizo sufrir, gracias a quien tanto la había amado, para ahora saberse amar ella.

Y adentrándose en la Tierra fue por siempre feliz.


Laura Fernández.



jueves, 7 de febrero de 2013

El bosque de la vida

Desde lo más profundo de mi ser, voy adentrándome en el bosque de la vida. Los árboles aunque me dan sombra y me cobijan, me asustan con su sonido al mecerse sus hojas en la noche. Es difícil seguir caminando sin pisar el suelo y no hacerte daño al caminar.
Las suelas gastadas de los zapatos que se ajustan prietos a mis pies, parecen decirme que ya llevamos mucho tiempo caminando por el bosque. Pero aún así algo en mi interior me reta a seguir caminando, todavía no he encontrado los preciosos lagos de los que me hablaron, ni las frondosas plantas silvestres que envolvían aquél precioso paraje. Debo seguir buscando, si sigo caminando seguro que las encontraré.
En mi camino, me cruzo con preciosos animales que saltan a mi alrededor al pasar por su lado. Siento al cruzarme con ellos, que merece la pena seguir andando, aunque mis pies se quejen y mis rodillas ardan en un enfurecido y sordo sonido cuando subo una pendiente.
A lo lejos diviso una preciosa casita, está construida toda de madera. ¡Hace tanto tiempo que camino por el bosque de la vida!, que siento una inmensa alegría pensando, que quizás pueda pararme a descansar un ratito.
Así como voy acercándome a ella, veo que no hay nadie dentro y que lo que debo hacer es seguir caminando. Ya descansaré cuando encuentre los preciosos lagos de los que me hablaron hace tanto tiempo.
En verdad estoy cansada, llevo tanto tiempo caminando, que aunque merezca la pena, llegar a dónde me propongo, se hace pesado.
A pesar de ello, no me permito venirme abajo, los árboles se mecen arrullando mi mente con su sonido, un sol brillante luce en el cielo precioso de mi tierra bella. Me paro un instante, en un tronco enorme que hay tirado en el suelo, que debió caerse un día de tormenta. Ando sola por el bosque, no me he encontrado ni a una sola persona durante todo mi trayecto. Doy gracias a los pequeños animalitos que lo habitan, pues ellos hacen que me sienta acompañada. Las ardillas corretean graciosas mordisqueando los pequeños frutos que encuentran a su paso.
Después de descansar, emprendo de nuevo mi viaje. Mis pies agradecidos por haberlos desnudado durante un buen rato, están ya preparados para seguir con el trayecto. Va cayendo la tarde, las frutas que voy encontrando, alimentan mi alma, llenando de energía mi cuerpo para seguir hacia adelante.
De pronto, veo un brillo a lo lejos, como si de un espejo se tratara. Empiezo a caminar deprisa, el sol que todavía no ha caído, da luz a un precioso lago. Una cascada inmensa cae desde lo alto de una picuda montaña, haciendo del paisaje que estoy mirando lo más bello que jamás hubiese imaginado.
¡Por fin encontré lo que había estado buscando durante tanto tiempo!. Lloré de alegría viendo mi sueño realizado, ni el dolor de mis pies, ni las encendidas marcas de mis rodillas pueden sacarme de este encuentro soñado.
Para todos los buscadores que como yo, luchamos y no paramos hasta que encontramos lo que deseamos.

Laura Fernández.